miércoles, 16 de julio de 2014

Los demonios y nosotros. El paralelismo llevado al extremo.



Dos parejas. La una contenida y la otra desbordada.

En la una, cuatro; de típica familia tipo: padre trabajador, dos crías y madre moderada que a veces se desmodera.

En la otra, la típica de dos sin progenie, todo parece a punto de explotar y se frena.

Y nosotros, intrusos que miramos casi en un acto de voyeurismo. Dónde están los límites, es que es humanamente posible, realmente posible construir relaciones enfermas. No hay respuesta. O sí.


Intercambios de caricias, gritos, frustraciones; intercambios de papeles como en un juego que suele irse de mambo para concluir que todo pasa para que no pase nada.
Dos apartamentos. Gemelo. El mismo edificio.

Dos con onda, de aspecto desencantado y posmoderno, por momentos agónico.

Dos repre que a poco de interactuar mostrarán la facilidad con que se desmonta la mentira burguesa de la felicidad conyugal.

¿Cuánto es posible aplazar ese instante en que el contacto con el otro termina por sacar lo peor de mí mismo? En un mundo sin santos, todos somos demonios.


Demonios de Lars Norén

Dirección: Marianella Morena
Elenco: Alfonso Tort, Lucía David de Lima, Santiago Sanguinetti, Sofía Etcheverry.

miércoles, 2 de julio de 2014

¿LLORONA? NOOO, EL SÍNDROME DE STENDHAL

Hace pocos años tuve la fortuna de ir a París. Desde el primer momento sentí que era una experiencia  inasible, terriblemente imposible de aprovechar en su colosal magnitud. La monumentalidad y belleza de la arquitectura me hirió a cada paso. Mis ojos resultaron  ínfimos para aprehender las magníficas fachadas coronadas por bohardillas de mito.

En una de esas tardes de deambular, inventariando  museos, fui a dar al D’ART MODERNE DE LA VILLE DE PARIS. Entré feliz  y ansiosa, buscando a mis ídolos de varios años de estudio.

Cuando encontré a Delaunay mis ojos, autónomos, se empezaron a empañar. Sin embargo, mis piernas, aunque temblorosas, con decisión  me siguieron dirigiendo  de pared en pared.



En el instante en que vislumbré al anhelado y deliciosamente postergado Georges Braque  insospechadas cataratas emotivas  emergieron de mí. Casi presa de un éxtasis de comunión cósmica, lloré la plenitud y alegría del encuentro; y lloré la impotencia y  tristeza de quienes no tuvieron tiempo de llegar hasta allí.

Abiertas las compuertas lloré casi todo el museo. Feliz de llorar, impúdicamente, inmune a los escasos visitantes de ese  jueves de tarde.

Hasta que choqué con una visita preescolar que hacía rato me miraba espantada y enterré mi rostro en el catálogo.

Sólo paré ante una  instalación, para mí anónima, que hizo mudar mi emoción en extrañeza. Cosas del siglo XX.


jueves, 19 de junio de 2014

EL SÍNDROME

Basílica de la Santa Cruz, Florencia.
Inicio de su construcción, 1294
También denominado Síndrome de Florencia o "estrés del viajero", es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión, temblor, palpitaciones, depresiones e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son particularmente bellas o están expuestas en gran número en un mismo lugar.
Más allá de su incidencia clínica el síndrome de Stendhal se ha convertido en un referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico.
Ha sido denominado así por Henri-Marie Beyle, Stendhal, escritor francés del S. XIX quien por primera vez describió el fenómeno que experimentara en  1817, en su visita a la Basílica de la Santa Cruz, en Florencia.

Fuente: Wikipedia